Buscaré, Señor, tu rostro –la obra más extensa del autor– trata de la oración contemplativa, un modo de orar que, de acuerdo al Catecismo de la Iglesia Católica (nn. 2105-2117), es la cúspide y meta de la vida de oración, clave para el proceso de identificación y transformación en Cristo por el amor. La oración contemplativa tiene como elemento constitutivo el encuentro personal con Jesucristo (la Humanidad Santísima de Cristo, la contemplación eucarística, María y José, la contemplación filial, concluyendo con la descripción de la acción del Espíritu Santo).